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“Mi paciente no mejora del todo”: ¿Y si el problema está en su sistema nervioso autónomo?

Muchos profesionales de la salud se enfrentan a un mismo reto: pacientes que, a pesar de haber seguido todos los protocolos de tratamiento, no terminan de mejorar. Se estancan en una zona intermedia, lejos del dolor agudo inicial, pero también lejos de la recuperación plena. En este artículo te proponemos mirar más allá de lo evidente y considerar un sistema muchas veces ignorado en consulta: el sistema nervioso autónomo. Entender su función, observar sus manifestaciones en el cuerpo y aprender a regularlo puede ser la clave para ayudar a ese paciente que parece no avanzar. A lo largo del texto también exploraremos cómo el Programa Meditación para vivir con presencia puede integrarse como recurso terapéutico para abordar este tipo de casos.

Qué es el sistema nervioso autónomo (SNA) y cuál es su rol en la salud

El SNA es la parte del sistema nervioso que regula funciones involuntarias: ritmo cardiaco, presión arterial, respiración, digestión, temperatura corporal. Está compuesto por dos ramas:

  • Sistema simpático: activa la respuesta de alerta ante situaciones de peligro (huida o lucha). Aumenta el ritmo cardiaco, dilata pupilas, y contrae la musculatura.
  • Sistema parasimpático: promueve la relajación, la reparación y el descanso. Disminuye la frecuencia cardiaca y favorece la recuperación.

Un desequilibrio entre estas dos ramas, sobre todo si el simpático está crónicamente hiperactivado, puede generar estados de tensión prolongada, dificultando los procesos de curación y regeneración.

Señales clínicas que pueden alertar sobre un desequilibrio neurovegetativo

Los pacientes que no terminan de mejorar muchas veces presentan signos sutiles que revelan una alteración del sistema nervioso autónomo. Algunos de ellos son:

  • Dolor que empeora con el estrés emocional o mental.
  • Trastornos del sueño (insomnio, despertares frecuentes).
  • Fatiga constante o dificultad para recuperar energía.
  • Hipersensibilidad al tacto o a ciertos movimientos.
  • Sudoración excesiva, frialdad en extremidades.
  • Tránsito intestinal alterado (estreñimiento, diarreas funcionales).

Estos síntomas son indicadores de que el sistema simpático está hiperactivado, y que el cuerpo no logra entrar en un estado de reparación.

Por qué el SNA puede bloquear la recuperación física

Cuando el organismo permanece en estado de alerta, hay cambios fisiológicos que interfieren con la rehabilitación:

  • Aumenta la tensión muscular, lo que perpetúa contracturas.
  • Disminuye el riego sanguíneo en tejidos periféricos, ralentizando la regeneración.
  • Se altera el umbral del dolor, generando hipersensibilidad.
  • Se interfiere con la calidad del sueño, afectando los procesos de restauración celular.

Por tanto, aunque el tratamiento físico sea correcto, el contexto neurovegetativo del paciente puede estar saboteando sus propios esfuerzos de curación.

Cómo intervenir desde un enfoque integrador

El primer paso es observar. Incorporar preguntas y observaciones sobre el estado emocional y autonómico del paciente debe formar parte de la evaluación inicial. Algunas recomendaciones:

  1. Evaluar el nivel de estrés: preguntando sobre la calidad del sueño, la presencia de ansiedad o tensión cotidiana.
  2. Observar la respiración: el tipo de respiración (torácica, rápida, entrecortada) es un reflejo directo del estado del SNA.
  3. Palpar el tejido: la calidad del tono muscular, la temperatura o la sudoración son también manifestaciones neurovegetativas.

Herramientas para la regulación del sistema nervioso autónomo

Una vez identificado el desequilibrio, podemos introducir herramientas que favorezcan la regulación del sistema nervioso:

  • Ejercicios de respiración consciente: especialmente la respiración diafragmática lenta, que activa el sistema parasimpático.
  • Técnicas manuales suaves: como la terapia cráneo-sacral o el tacto consciente, que inducen estados de relajación profunda.
  • Meditación guiada: incluso con 5 minutos en consulta, es posible inducir una respuesta de calma que tiene efectos en el cuerpo.
  • Visualización corporal: para reconectar con zonas hipoactivas o tensas, permitiendo su reorganización desde la conciencia.

Estudios y experiencias clínicas

La evidencia clínica muestra que el acompañamiento del sistema nervioso puede ser determinante en patologías como:

  • Dolor lumbar crónico
  • Fibromialgia
  • Cefaleas tensionales
  • Trastornos digestivos funcionales

Pacientes tratados desde un enfoque que integra lo físico, lo emocional y lo neurovegetativo presentan mejoras no solo en el dolor, sino también en la calidad de vida general.

Conclusión

El sistema nervioso autónomo es una pieza fundamental en los procesos de sanación. Atenderlo no significa abandonar lo físico, sino enriquecer el abordaje terapéutico desde una mirada más humana, más amplia. Si eres profesional de la salud y quieres aprender a trabajar con esta perspectiva, puedes comenzar formándote con el curso de Neurobiología Cuerpo-Mente, donde se profundiza en la lectura y abordaje del sistema neurovegetativo en consulta.

Julio 23, 2025

Julio 23, 2025

Albi